Terminar una clase de yoga
Terminar una clase de yoga es la parte que más disfrutan algunas personas. Y es que la última actividad que se realiza en una sesión de yoga es la relajación. Esta práctica es muy beneficiosa después de haber realizado las posturas o ásanas porque alivia la tensión y calma la mente. Debemos asegurarnos, ahora más que en ninguna otra parte de la sesión, que el ambiente es distendido, relajado y, si es posible, poco luminoso.
Lo que debemos hacer para empezar la relajación es tumbarnos encima de la esterilla en la postura de savasana o la postura del cadáver. Savasana consiste en dejar caer todo el peso del cuerpo en el suelo y relajar las extremidades. Las manos deben mirar hacia arriba. Savasana nos permite una relajación total. Cerramos los ojos y respiramos de manera pausada.
La relajación puede durar entre 10 y 20 minutos. Debemos respirar suavemente y, con cada exhalación, abandonamos el peso del cuerpo en el suelo. Es imprescindible concentrarse en el momento presente y, en la medida de lo posible, desconectar el cuerpo de la mente. Centrarnos en la respiración nos va a ayudar a realizar una buena relajación. Abandonamos el peso de todos los huesos y los músculos del cuerpo.
Pasados unos minutos en la postura del cadáver, la respiración nos debe ayudar a conectar de nuevo con nuestra mente. Volvemos a centrar la atención en la respiración y salimos de la postura tumbandonos sobre el lado derecho de nuestro cuerpo. No podemos volver de golpe, pues perderíamos la relajación que hemos logrado con savasana.
Esta postura se debe practicar siempre al terminar la práctica de las demás posturas. Es una manera de que el cuerpo asimile los beneficios que le aporta la práctica. Sin esta postura, la sesión de yoga sería incompleta. La postura del cadáver es muy útil en situaciones de estrés, insomnio, nerviosismo o depresión, así que no dudes en realizarla siempre que lo necesites.